Razones para soñar
Osasuna se llevó el
gato al agua en un partido con mucha intensidad y en el que pudo
pasar cualquier cosa, ya que ambos conjuntos tuvieron claras
ocasiones para ganar el encuentro.
Y así, sin hacer mucho
ruido, Osasuna se coloca en la séptima posición con 34 puntos, a
diez del descenso y a tan sólo uno de Champions.
Los 15.675 espectadores
que se dieron cita en el Reyno de Navarra pasaron por todas las fases
emocionales: éxtasis, nerviosismo y sufrimiento. El partido fue un
auténtico correcalles en donde Osasuna supo aprovechar tres minutos
locos para llevarse el preciado botín.
Desde los primeros
compases del encuentro se veía que el Granada no había venido a
Pamplona de visita y así lo demostró Carlos Martins. Un zapatazo
suyo desde la frontal del área hizo temblar el larguero del marco
defendido por Andrés Fernández. Primer susto de la tarde y esto no
había hecho más que empezar.
Acto seguido, Leka creó
la primera ocasión rojilla con un disparo cruzado que no inquietó
al meta Roberto, que volvía al Reyno por primera vez tras su paso
por Osasuna. El partido entraba en una dinámica bonita, intensa y
animada.
Andrés Fernández, todo un seguro de vida. |
Corrían los quince
primeros minutos cuando Andrés Fernández comenzó con su recital de
paradas. Primero sacó una doble ocasión a Nyom
y, minutos más tarde, desvió un disparo a bocajarro de Carlos
Martins y posterior rechace de Uche. El Reyno se ponía a sus pies y
coreaba al unísono el nombre del meta murciano. No era para menos.
La pareja
Uche-Martins hacía daño y creaba muchos problemas a la desordenada
defensa navarra pero, cuando mejor estaba jugando el equipo nazarí,
llegó el tanto de Nekounam. Un córner botado por Cejudo fue
rematado por el iraní para hacer el primero del partido. Osasuna y
su afición tomaban aire.
Y el fútbol
es así de loco que en la siguiente jugada, Leka ampliaba distancias
al aprovechar un fallo garrafal del defensa Nyom que no despejó el
balón y lo dejó en bandeja para que el ariete balcánico pusiera el
2-0.
Con este gol
parecía que iba a ser una plácida tarde en el Reyno de Navarra pero
no, lejos de la realidad, Mikel Rico acortó distancias con un
tremendo zapatazo. Minuto 30 y el 2-1 campeaba en el marcador. Quién
lo iba a decir.
Tras estos
minutos de auténtica locura de goles, el partido bajó en intensidad
y Osasuna se fue a vestuarios con la ventaja en el marcador.
La segunda
mitad comenzaba con una mala noticia para los visitantes, Carlos
Martins, lesionado, se quedaba en vestuarios y salía en su lugar
Ighalo. El centrocampista portugués había sido el mejor de su
equipo y al formar un peligroso tándem con el delantero Uche.
Ibra tuvo que sustituir al lesionado Leka |
En una
jugada fortuita Leka se hizo daño en la mano y tuvo que ser cambiado
por Ibra. El delantero senegalés no pudo tener mejor salida y a
punto estuvo de marcar en su primer balón. Osasuna había salido
mucho más centrado y quería matar el partido cuanto antes.
De nuevo
Ibra pudo poner tierra de por medio de no ser porque sus disparos se
fueron desviados. Los rojillos eran superiores pero no lograban
precisar en sus remates.
Se llegaba
al tramo final con todo por decidir y más cuando un derribo de Puñal
a Jara, le supuso la segunda tarjeta al centrocampista navarro.
Osasuna se quedaba con diez. Mendilibar apuntaló el centro del campo
y dio entrada a Lolo y Damiá en detrimento de Lamah y Cejudo. Por su
parte, Abel Resino quemaba sus naves y sacaba al delantero Henrique.
Pero lejos
de aprovechar la superioridad numérica, el Granada se volcó en
ataque dejando espacios atrás que los supieron aprovechar Ibra y
Raúl García, pero les faltó definición.
Finalmente,
Estrada Fernández decretó el final del encuentro. Un encuentro con
mucha intensidad y con una parte para cada equipo. La diferencia fue
que Osasuna supo materializar más ocasiones que el Granada.
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