Suma y sigue
Tercera victoria consecutiva de
Osasuna en su feudo que sirve para tomar aire por primera vez en la temporada.
El Zaragoza mereció más pero no pudo neutralizar el tempranero gol de Kike
Sola. Velasco Carballo mostró 14 tarjetas amarillas.
La visita del Real Zaragoza
estaba marcada en rojo en el calendario de la parroquia osasunista. Una
victoria ante los vecinos maños era vital en la lucha por la permanencia. Tras
una primera vuelta con más sombras que luces, Osasuna debía cerrar a cal y
canto su morada y sumar de tres en tres para seguir un año más en Primera. Dormirse
era delito.
Casi no dio tiempo a finalizar el
tradicional Vals de Astrain cuando Rochina puso en aprietos a Andrés Fernández
con un tremendo zapatazo que desvió a córner el meta murciano. El Zaragoza
había salido muy valiente pero eso en Pamplona se paga muy caro. Un centro de
Damia a pierna cambiada fue cabeceado por Kike Sola para abrir el marcador y
llevar el éxtasis a la grada. Golazo sin paliativos marca de la casa.
El choque estaba como cualquier
rojillo había soñado durante la siesta antes de bajar al estadio. Osasuna,
ordenado como un escuadrón de combate, pasó el testigo al cuadro de Jiménez y
se olvidó de que en el fútbol se juega con un balón. Eso sí, los rojillos
cuando llegaban a la meta de Roberto lo hacían con mucho peligro.
El Zaragoza tampoco fue menos y
obligaba a Andrés Fernández a dar lo mejor de sí para mantener su portería a
cero. Seguro en balones aéreos, con reflejos y una parada felina a Rubén Rochina
demostraron por qué San Andrés vuelve loco a tantos equipos. Mientras tanto,
Osasuna no ofrecía noticias en ataque y la afición se impacientaba.
El descanso hizo cavilar a
Mendilibar que dio entrada al Gato Silva por Cejudo para calmar la tempestad
visitante. El cambio salió a pedir de boca y el chileno dio un recital sobre el
verde del Sadar.
Los minutos pasaban y tanto
Osasuna como Zaragoza buscaban la meta contraria con fines diferentes. Mientras,
Velasco Carballo se atiborraba a mostrar tarjetas amarillas casi hasta por
respirar lo que provocaba numerosas interrupciones en el juego. Osasuna estaba
a sus anchas y una falta en el tiempo de descuento botada por Apoño fue lo más
peligroso del Zaragoza en toda la segunda mitad.
Osasuna sumaba su tercera
victoria consecutiva en casa y acrecentaba la crisis maña con siete partidos
sin ganar y por debajo de los navarros. Los de Mendilibar despegan del abismo
aunque queda mucho camino por recorrer.