"Mucha emoción, poco fútbol"
Empate y gracias.
Osasuna volvió a decepcionar totalmente a su afición en un partido
gris y que Raúl García salvó en sendos testarazos.
Parecía
que la visita del Mallorca ya significaba una victoria clara de
Osasuna y sumar otros tres puntos directamente, casi sin saltar al
césped. El club bermellón visitaba el Reyno en su peor momento,
sumidos en una Guerra Civil y sin técnico tras la marcha in
extremis
de Laudrup.
Además, la veraniega
tarde pamplonesa, 28º, acompañaba a bajar al viejo Sadar que
registró una buena entrada (14.905 espectadores). Por si había
pocos alicientes, a una hora de que comenzase el duelo, un buitre se
posó en uno de los balcones junto al estadio. Destacar también la
presencia de varios medios de comunicación japoneses presentes en
las cabinas del estadio para seguir al jugador nipón Aki. Eran las
notas graciosas de una tarde que se volvería en contra enseguida.
En cuanto a las
alineaciones, Mendilibar apostó por su once de gala con Andrés
Fernández; Marc Bertrán, Rubén, Miguel Flaño, Raitala; Cejudo,
Puñal, Raúl García, Lamah; Nino y Sola. Destacar la presencia de
cinco jugadores procedentes de la cantera en el once titular.
El encuentro comenzó con
puntualidad suiza, a las 18 horas, pero ninguno de los dos equipos
hizo acto de presencia hasta bien entrado el partido. Los primeros
minutos fueron soporíferos y no hubo ni rastro de esa salida en
tromba que tan acostumbrados estamos en los partidos en casa.
El primer tiro a puerta,
obra del mallorquinista Nsue, fue a los 30 minutos. Esta ocasión
visitante consiguió despertar a Osasuna que probó a Aouate con
disparos de Lamah y Nino. Cuando los rojillos parecía que se habían
hecho con las riendas del partido, un absurdo penalti de Miguel Flaño
sirvió para que Hemed pusiera el 0-1. Tocaba remar a
contracorriente.
El gol lejos de servir
como inyección de nervio, no provocó ninguna reacción a Osasuna,
que siguio adormilado. Ante esta pasividad, Mendilibar movió ficha y
sacó a Nekounam en detrimento de Raitala. Otra vez señalaba al
joven finlandés que no está gustando al técnico de Zaldívar.
Y el fútbol es así de
injusto que en el tiempo de descuento, Raúl García puso el empate
tras cabecear un córner botado por Cejudo. Osasuna empataba sin
merecerlo y tras una primera parte horrible.
El paso por vestuarios no
cambió nada el devenir del encuentro y ambos equipos siguieron
deambulando por el campo sin rumbo fijo. Casi sin quererlo y en una
jugada idéntica, Osasuna se puso por delante con un nuevo testarazo
del zizurtarra Raúl García. Corría la hora de partido y el
marcador reflejaba un increíble 2-1.
A partir de ese momento
comenzó un nuevo partido. Osasuna empezó a jugar al fútbol y se
vieron los mejores minutos rojillos en todo el partido. Además, la
tarjeta roja mostrada a Nsue llenó de felicidad a la grada que veía
como tras una espantosa primera parte, el partido estaba casi
cerrado.
Pero lejos de la
realidad, Osasuna lo vio tan fácil que cayó en el conformismo.
Corría el minuto 80 cuando un discutido penalti a favor del
Mallorca, sirvió para que Hemed pondría el empate en el marcador.
De nuevo los rojillos habían caído en su propia trampa.
En los minutos finales
Osasuna lo siguió intentando con balones aéreos, pero el partido
iba agonizando y los rojillos no creaban ninguna ocasión de peligro.
Finalmente, el colegiado decretó el final del partido. Un partido
que había sido una montaña rusa de emociones y que acabó con un
agridulce empate.
Toca parón liguero por
compromisos internacionales. Un buen momento para pulir esos fallos y
encarar el siguiente encuentro con ánimos renovados tras varios
flojos partidos. La siguiente plaza, San Mamés. ¿Y por qué no dar
el campanazo?
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