domingo, 8 de abril de 2012

Rayo Vallecano 6 - 0 Osasuna


Un Rayo de Primera
Osasuna salió humillado de Vallecas ante un gran Rayo que, tras la victoria, certifica virtualmente su permanencia. Los franjirrojos endosaron un set en blanco a unos desconocidos navarros.

Los 300 aficionados de Osasuna que viajaron a Madrid fueron presentes de la mayor goleada del Rayo Vallecano en Primera División. En medio de una guerra civil, el conjunto de Sandoval se pegó un buen festín a merced de unos irreconocibles rojillos.

Mendilibar ya avisó en rueda de prensa que no estaba satisfecho con el entrenamiento semanal de sus jugadores, que se había entrenado de pena. Sus pupilos no quisieron llevarle la contraria y se presentaron en Vallecas pensando que era el parque del Retiro. Así, los Puñal, Raúl García y Lekic deambularon por el verde madrileño disfrutando, en compañía del resto de la expedición, del sábado santo.

El vía crucis rojillo tuvo seis estaciones. La primera nada más comenzar el partido y es que, tras una falta botada por Piti, Movilla aprovechó el rechace de Andrés Fernández para perforar la meta del portero murciano. Minuto cinco y el primer rayo ya había impactado sobre Osasuna. La procesión del Calvario no había hecho más que empezar.

La tormenta de relámpagos ganaba en intensidad y sólo el poste evitó un nuevo gol franjirrojo tras un tiro de Piti al cuarto de hora. La defensa de Osasuna hacía aguas y en la siguiente jugada Michu, de cabeza, ponía el 2-0.

Los rojillos, sin actitud ni entrega, no reaccionaban al vendaval local y, de nuevo, Michu hizo que la tormenta se transformara en huracán. Gran jugada personal de Diego Costa que asistió al delantero asturiano para que hiciera el segundo en su cuenta particular. Minuto 28 y el 3-0 campeaba en Vallecas.

Media hora de encuentro y ni rastro de ese conjunto navarro que ocupaba el sexto puesto de la tabla. El huracán siguió golpeando la meta de un inofensivo Andrés Fernández. Quedaban diez minutos para el descanso cuando Diego Costa hizo un traje a medida a Roversio y, tras un latigazo, mandó el esférico al fondo de las mallas para hacer el 4-0. Osasuna estaba recibiendo un auténtico baño.

La única alegría de los navarros fue cuando Estrada Fernández decretó el final del primer tiempo. Mendilibar, que veía el partido en la grada tras su expulsión contra el Real Madrid, realizó un triple cambio y sentó a Nekounam, Raitala y Annunziata dando salida a Cejudo, Ibra y Timor. Los cambios no hicieron brotar las secas ramas rojillas.

El canterano Timor estuvo a punto de hacer el gol del honor en dos ocasiones pero Joel desbarató cualquier tipo de reacción navarra. También lo probó Raúl García pero su zapatazo lo escupió el poste. Estas jugadas aisladas fueron el único acto de rebeldía de un decepcionante Osasuna.

El quinto de la tarde llegó a la hora de partido. De nuevo, Diego Costa entró hasta la cocina y dejó en bandeja a Armenteros para que el argentino hiciese la manita a Osasuna. Ya no era tormenta ni huracán, la intensidad del Rayo llegaba a ciclón.

Para cerrar la goleada, Tito se apuntó a la fiesta tras un rechace de Andrés Fernández. Ayer, el portero murciano se quedó solo ante el peligro y fue fusilado por seis rayos.

El Rayo Vallecano llega a los 40 puntos y certifica virtualmente su permanencia. Sin duda, el partido de ayer fue un rayo de luz ante todos los problemas internos que asolan al modesto club madrileño. Por su parte, Osasuna tiene una cita el próximo martes ante un rival directo, el Espanyol. Los de Mendilibar deben ganar para darles una alegría a la afición y para seguir soñando con Europa.

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