“ Vuelve
Osasuna, aunque sin pólvora”
Tras
las dolorosa e histórica goleada del Barcelona a Osasuna (8-0) hacía
apenas dos días en el Camp Nou, los rojillos tenían una oportunidad
de oro para dar carpetazo al pasado y reencontrarse con la afición.
Así es el fútbol, puedes pasar de héroe a villano en apenas horas.
Pese
a ser un día laborable, la afición demostró que estaba con Osasuna
y el Reyno de Navarra registró una muy buena entrada (14.903
espectadores). Se notaba que había ganas de ver si los pupilos de
Mendilibar, habían recuperado una de sus señas de identidad
perdidas en el anterior partido, la garra.
El
rival no era el más propicio. Visitaba el Reyno de Navarra el
Sevilla Fútbol Club, dirigido por Marcelino García Toral. El equipo
hispalense estaba invicto en Liga, con dos victorias y un empate, y
con un Álvaro Negredo enrachado. Por si fuera poco, el plantel que
presentaban los sevillistas era de auténtico lujo: Jesús Navas,
Kanoute, Manu del Moral, Trochowski...
José
Luis Mendilibar, realizó varios cambios respecto al encuentro contra
el Barça y repitió el mismo once que ganó al Sporting en el
partido inaugural en el viejo Sadar. Así, formó con: Andrés
Fernández, Marc Bertrán, Rubén, Roversio, Raitala; Puñal, Lolo;
Cejudo, Lamah; Nino y Sola
Con
el típico Vals de Astrain dio comienzo la batalla. Tras unos
primeros compases de tanteo, Osasuna se puso el mono de trabajo y las
huestes rojillas empezaron a acosar al rival, entrando peligrosamente
por las bandas de Cejudo y Lamah.
De
estos dos jugadores, fueron las primeras ocasiones del partido.
Primero, el de Puente Genil, con un tiro que se marchó llorando el
palo izquierdo; y después Lamah, tras una soberbia falta y donde
Javi Varas tuvo que emplearse a fondo para enviar a córner. Se olía
el gol y el público, ya metido en el partido, empezó a animar a los
rojillos.
Mientras
tanto, el Sevilla parecía seguir en el túnel de vestuarios y sólo
inquietó tras un tiro lejano de Navas, precedido por un error del
portero local Andrés Fernández.
Tras
un inicio fulgurante, el partido fue perdiendo ritmo debido a las
continuas interrupciones producidas por las numerosas faltas
realizadas. De este modo, sin comerlo ni beberlo, se llegó al
descanso con cero cero en el marcador.
El
comienzo de la segunda parte fue idéntico al primero, con un Osasuna
buscando el gol y el Sevilla agazapado atrás en busca de alguna
contra. El conjunto hispalense, casi logra su objetivo de no ser
porque un tiro de Navas se marchó rozando el poste. La grada
enmudeció.
Tras
un carrusel de cambios por parte de ambos conjuntos, se llegó a los
últimos quince minutos con todo por decidir. Fue entonces cuando se
produjo la jugada que marcó el partido. El sevillista Perotti toca
el balón con la mano dentro del área tras un córner botado por
Osasuna pero el colegiado no señala penalty. La mano fue clamorosa,
toda la grada la vio, excepto el que tenía que verla. Los pañuelos
blancos tomaban el Reyno.
Osasuna,
lejos de amilanarse, siguió asediando el área de Javi Varas. Tanto
Nino como Lamah, en dos ocasiones, pudieron cambiar el signo del
encuentro, pero finalmente el destino quiso que el partido acabara
con cero cero en el luminoso.
El
conjunto de Mendilibar mereció la victoria, pero gracias al
colegiado, sólo se sumó un punto. Lo positivo fue que el equipo
recuperó sus señas de identidad y así lo reconoció la grada que
despidió a los rojillos con una gran ovación. Ovación que se
convirtió en una sonora pitada cuando el trío arbitral enfiló el
túnel de vestuarios.
Con
este empate, Osasuna suma cinco puntos sobre doce, muy buen botín si
consideramos que ha jugado contra equipos como el Atlético de
Madrid, Barcelona o el propio Sevilla.